Tras dos años cerrada a los visitantes para un proceso rutinario de restauración y mantenimiento, el Ministerio egipcio de Antigüedades reabrió la semana pasada al público la pirámide de Kefrén, una de las tres míticas que forman la necrópolis de Guiza.
En 1906 apareció un espléndido conjunto de piezas de oro y plata junto al templo de Bubastis, excavado en 1887 por Édouard Naville.
Egipto quiere mejorar su reputación en lo que a higiene alimentaria se refiere, por eso ha lanzado un proyecto para mejorar la limpieza de los hoteles de Hurgada.
Las pirámides de Guiza, patrimonios culturales de la humanidad según la UNESCO, datan de la cuarta dinastía durante el Imperio Antiguo.
Hallazgos en una cantera de alabastro arrojan luz sobre cómo se trasladaban y levantaban grandes bloques de piedra.
Hace medio siglo se produjo el traslado del templo faraónico de Abu Simbel, colosal monumento egipcio que fue desmontado y removido en 1968 para evitar su hundimiento gracias a una iniciativa internacional liderada por la Unesco.
Más de 800 tumbas fueron descubiertas por los arqueólogos bajó las arenas del desierto del Sahara.
La muestra, en colaboración con el Museo Británico, explora el simbolismo y el ideario egipcio a través de 164 piezas.